miércoles, 28 de julio de 2010

A cara o cruz ....

Cuando los seres humanos, nos apasionamos, generalmente dejamos la razón a un lado. Si hablamos de futbol, de relaciones amorosas o de elegir la mejor cerveza del mundo, nos podemos permitir estas acciones. Ahora cuando necesitamos demostrar la causa de hechos que impactan en la vida de millones de personas, como el decidir si la mejor manera de generar desarrollo y bienestar en la humanidad es controlar la economía o dejar que el mercado se auto regule, necesitamos poner la ciencia de nuestro lado y dejar las pasiones a un lado.

La discusión sobre cuál debe ser la manera de “manejar” la economía, fue y es, apasionante, usamos la razón, pero sesgada por nuestra pasión, donde el sesgo tiene la dirección hacia el lado que nuestra pasión nos indica. En todo el siglo XX, la discusión se baso en las ideas de los dos más grandes economistas de ese siglo, Lord Keynes y Friedrich August von Hayek.

Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, las ideas dominantes en la mundo era el libre mercado, basado los hechos que llevaron al mundo occidental a lograr un elevado nivel de desarrollo, debido a la segunda revolución industrial, con un estado que no intervenía en los precios, que no tenía el control de las principales industrias (formadoras de crecimiento económico) y que solo se dedicaba a observar el desarrollo de las interacciones sociales.

Todo muy bonito, hasta el crack de octubre de 1929, la brutal recesión de esos años y el advenimiento de un joven inglés y su libro “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”, John M Keynes rompió todos los paradigmas establecidos de la economía clásica y fundó en ese pequeño libro (con muy poca matemática) las bases de la macroeconomía de todo el siglo XX.

Los puntos desarrollados por Keynes en su doctrina, son bien recibidos por los estadistas de la época, y comienzan a aplicar sus ideas de expansión del gasto, desarrollo de inversión publica, economía intervencionista y un Estado mucho mas involucrado en las decisiones de los agentes económicos. La nueva moda, pos crack del treinta, es un Estado grande, con mucho empleo público y un poco de inflación (la inflación es algo no tan malo para Keynes) eran los caminos para regresar al pleno empleo, una situación que se desequilibro producto de dejar todo a los “caprichos” del mercado.

Contemporáneo a Keynes, Friedrich August von Hayek, un Austriaco (parte de la construcción de la escuela Austriaca de Economía), y compañero en Cambridge de Keynes, editaba el libro “Camino de Servidumbre” (8 años después del famoso libro de Lord Keynes), una crítica profunda al socialismo, la economía planificada y el Estado totalitario que surgía de las ideas de su amigo.

Hayek, sostenía la tesis que las relaciones del mercado deberían auto regularse, un orden espontaneo regularía todo, pensaba las interacciones sociales de las personas, como sistemas complejos, los comparaba con las interrelaciones que se dan en la naturaleza (el desarrollo de las especies que sobreviven y se adaptan a los ecosistemas), los procesos de evolución de los componentes unicelulares que terminaron por desarrollar la vida en la tierra, etc. Hayek ve que la mejor manera de “controlar” la evolución económica para llegar el pleno empleo y el equilibrio, es el no regular, el “Laissez-faire” dejar que solas las cosas vuelvan a su estado natural.

Las ideas de Keynes se aplicaron como una receta magistral a los problemas económicos (incluso Sr W Churchill perdió las elección de la posguerra en manos de los laboristas, que creían fervientemente en la idea de un Estado intervencionista), hasta la crisis del petróleo de principios de los setentas. La aparición de la inflación conjuntamente con la recesión (la estanflación), algo imposible para las ideas de Keynes, comenzó a repensar nuevamente si este sistema era el correcto para conducir la economía. Durante los años 1930 a 1975, las ideas de keynes desarrollaron la economía mundial, llevaron a los Estados a controlar hasta el precio de los plomeros, a regular y ser dueño de las industrias más importantes de la economía (servicios, construccion, energía, transporte, comunicaciones, etc.).
Hacia fines de los setenta, Hayek y sus ideas, vuelven a ser tenidas en cuenta, las privatizaciones de Margaret Thatcher y la economía del lado de la oferta de Reagan, volvieron a hacerle crear al mundo que el libre mercado, la no intervención estatal, la regulación casi nula de la economía y el Estado muy pequeño era la mejor manera de llevar al mundo al desarrollo perpetuo.

Hayek se revalorizo, gano un premio Nobel en 1974 y torció nuevamente el timón de las decisiones económicas hacia el lado del mercado auto regulado como un sistema complejo.

En el comienzo del siglo XXI, los problemas nuevamente surgieron, podríamos decir que el ciclo termino en 2.008, cuando nuevamente vemos a las grandes potencias rescatando Bancos, interviniendo empresas automotrices, regulando nuevamente los servicios, estatizando grandes empresas y volviendo a pensar en que un poco de control sobre la economía y un Estado un poco más grande no es algo malo después de todo.

¿Entonces?

Nuevamente amigo lector, deje las pasiones a un lado, si es una persona que le toca estar del lado de las que deciden y construyen realidades, analice desapasionadamente que es lo mejor para la mayor cantidad de personas y actúe en consecuencia. No busque la respuesta en su ideología, la misma es un reduccionismo de la realidad (la cual es mucho más amplia que su ideología), no en los hechos del pasado, busque la respuesta en los hechos que lo llevaron a donde se encuentra hoy.

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